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miércoles, 26 de enero de 2022



 
 

Coincidencias

Hermanas masturbadoras y monjes puteros: bulos distractores de realidades inconsecuentes en la Iglesia 

    El morbo por lo sórdido, lo cruel, lo prohibido, no tiene límites en la conciencia del ser humano, la historia y las historias que los hombres han contado y practicado dan muestra de ello a través de documentos, literatura, sociología y psicología. Cuando se trata de enjuiciar ciertas conductas que se producen en un contexto bajo la tilde de religión surge un debate que suele acabar, en cualquier rincón del mundo, con grietas y confrontación en la convivencia, cuando no la muerte. La crítica o análisis de los dogmas -hasta el humor a partir de ciertas imágenes o símbolos-, termina con la eliminación del emisor en el peor de los casos.
Símbolos de las tres religiones
monoteístas.
    La inquietud del hombre desde el inicio de los tiempos, el temor y la comprensión de la naturaleza, su sentido en la vida, el sentido de trascendencia, el juego de la consciencia/inconsciencia, ha movido al ser humano a crear el mito (el mito que pervive en  miles de millones de seres, según sus jerarcas, líderes o guías). Gestores de la aniquilación de la Razón, que han vislumbrado en los ritos, jerarquía y organización, un medio propicio para la dominación; los mitos creados a lo largo de la historia, han asegurado hasta nuestros días ingentes lucros de poder fáctico, económico (amén del inmaterial y consustancial del pensamiento sobre la conciencia colectiva). Toda una inversión muy lucrativa durante milenios. Es bien sabido que las religiones cuentan entre sus filas, sus ejércitos, con fieles y soldados. Esos "ejércitos" tienen sus reglas, sus normas. Y entre ellas, en la iglesia católica, amén de otras, por supuesto, el de la castidad para sus soldados que toman hábitos, que pertenecen a los "elegidos" por voluntad divina o humana para regir las voluntades y creencias de sus siervos, fieles y comunidades. Cuando se levanta el velo de la curiosidad, o peor, el atractivo por lo que anda detrás el sexo, sobre estos últimos, suelen aparecer denuncias lícitas y sancionables, por cuanto se "desvían" del camino o fin por el que entraron en esa institución y sus deberes. 
    En el caso del uso del sexo en el ámbito católico, la prohibición, u obligación moral de abstenerse en relaciones sexuales, se remonta al siglo IV de la era cristiana. Parece ser que los mismos apóstoles se lo impusieron, aún con sus esposas, y luego a clérigos y demás siervos dedicados al cuidado de las almas. Pues bien, a partir de ese momento aparecen denuncias, y también la aparición de bulos, y disparates, que producen la distracción del centro de la "hoguera" (el fuego purificador que tanto ha gustado a "inquisidores"), levantando la humareda que no deja ver la perfidia, la mentira o la agresión, sobre el más débil de la comunidad de creyentes por parte de alguno de sus regidores.

Las Santas inocentes

    Uno de esos camelos que ha incendiado la red tuvo como "rehenes" a unas supuestas monjas católicas del siglo XIX. Los hechos las situaban allá por diciembre de 1840 cuando un obispo de Andalucía (sin más datos), "merced a una especial dispensa" autorizaba la creación del Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios (Málaga). Aquellas "pajilleras de la caridad", como les apodó el internauta, con miles de visitas, habrían prestado "consuelo y paz" a soldados de la primera guerra carlista (1833-1840). De ahí, se corrió a dibujar pabellones repletos de soldados heridos, un hospicio convertido poco menos que en un resort o balneario beatífico. No faltó en el embuste la llamada al "voluntariado" de mujeres seculares con el fin de colaborar en tan abnegado y patriótico servicio, eso sí, con la ocultación de curvas sensuales con holgadas ropas y un velo fino, embozando el rostro (vamos que el "gesto" en sí no arrancara de una pasión humana y proviniera de un tránsito eucarístico). 
Carga de lanceros de Navarra.
Augusto Ferrer-Dalmau.
    Este tipo de "cuentos lujuriosos" de muy grata y pronta aceptación en determinados círculos, oculta realidades mucho más impúdicas en lo moral y lo político. Pongamos el caso al contextualizar a este grupo de religiosas, en aquel momento por las fechas, en el bando Carlista; una guerra fratricida (dado que fue el que más iglesia aunó en aquel conflicto originado por el deseo del hermano de Fernando VII, Carlos, en tomar el trono tras la muerte de aquel, al que siguió la regencia de María Cristina de Borbón, mientras crecía Isabel II). Y es que, entre otras cuestiones de tipo económico liberal, los carlistas defendían bajo el lema "Dios, patria, rey y fueros", una monarquía absoluta de origen divino, la preeminencia de la Iglesia católica con la vuelta de la Inquisición, además del rechazo de las desamortizaciones eclesiásticas. Ahí es nada. 
    Pero de estas guisas, en la "juerga" internauta nada se cuenta. La red no tardó en sumar otros cuerpos de pajilleras por todos lares, con modalidades adaptadas al caso: el Cuerpo de Pajilleras de La Reina, las Pajilleras del Socorro de Huelva, las Esclavas de la Pajilla del Corazón, hasta llegar a la "Pasionaria", con sus pajilleras brindando "apoyo" a las tropas de las Segunda República (pensamos que a las comunistas, claro, porque los ideadores de tales orgías "buleras" no acuden a precisar detalles históricos). Y como la red traspasa fronteras y mares del Atlas, el bulo acogió a las "mártires del sexo" en la propia América latina, durante la guerra civil mexicana, apelándolas mami-chingonas ordeñamecos, en las Antillas, sexagenarias dominicanas, las sobagüevo, por la mañana matronas, para luego Brasil con la columna Prestes, con las beixapau, y en el Paraná, en Pago de los Arroyos, las Hijas del Vergo Encarnado. Y, pensemos que esto no ha terminado.
Duquesa de Alba con su dueña
(beata Rafaela).
F. Goya, 1795. Museo del Prado.
    Por contra, lo que sí consta, y documentos lo atestiguan, es que la mujer tuvo su acción social desde el origen del cristianismo: las beatas. Mujeres laicas -vestían hábito-, dedicadas a la oración y al trabajo con asistencia social fuera de los conventos. No profesaban votos ni vivían en clausura (su domicilio o beaterio). Si bien el mayor número se diera en la Baja Edad Media, lo cierto es que no gustó a las autoridades 
Monasterio de San Román, Medinaceli.
Ejemplo de convento de Beatas.
eclesiásticas, masculinas claro está. A aquellas mujeres, libres de albedrío y situación, las "embistieron" -el Cardenal Cisneros (1436-1517), y el mismísimo Concilio de Trento (1545-1563)-, para que se convirtieran en terciarias, o entrar en órdenes como monjas con los votos correspondientes. Muchas, que no lo hicieron, sufrieron persecución como farsantes, supersticiosas, brujas y otras ignominias.
    En un salto, obligado por espacio, a nuestra historia más reciente, las órdenes religiosas han sido claves en el proceso de "recristianización" del régimen franquista, "correa de transmisión" del nacionalcatolicismo, surgido después de la guerra civil. Tras la contienda el relato de los hechos pasa por hacerlas mártires, como a los religiosos, en una campaña intensa desde púlpitos y voceros del régimen, con cifras y narraciones cruentas, exageradas de la realidad, de su persecución durante la República y la guerra (confirmado por investigadores e historiadores del periodo) En los martirologios y hagiografías, se exaltan virtudes y hechos no contrastados de los y las protagonistas).     
    Muy pronto, las religiosas formaron parte del aparato represivo franquista en cárceles, hospitales, maternidades y hogares de acogida tanto para menores (a los que "cicatrizaban" sus vidas con mensajes opuestos a los de sus padres del régimen republicano, como para mujeres acusadas de "mala vida"). Aquellas que venían de la clausura, son adoctrinadas por los sacerdotes asignados a su vida conventual. Algunas se han visto "destapadas" en los juicios por el secuestro de recién nacidos, bebés provenientes de republicanas o de mujeres en situaciones de difícil contexto... Tras el Concilio Vaticano II, se analiza, se da voz, se piensa en modificar esa imagen de valedoras de las corrientes conservadoras y extremas de inacción y autonomía, y se van escuchando voces que les invitan a "emanciparse" de la tutela o vocación hacia el sacerdote, y se buscan acciones más activas en la vida social. Algunas afirman que, por fin, el Concilio, y el Papa, les habían tratado como personas, capaces de pensar por cuenta propia. El actual papa Francisco (2013-) les ha conferido, el 23 de enero pasado, los llamados ministerios de laicos -hasta aquí reservados a hombres-, y que son unos pasos previos a la ordenación sacerdotal. Han tenido que pasar muchos años, siglos, está claro.
    Durante el régimen, e
n un claro proceso de ideologización, desde la Sección Femenina, se toma a Teresa de Jesús como mujer virtuosa a la que se le añaden atributos como los de "doméstica", alejándola de su capacidad intelectual y de indomable ante la Inquisición de su época (en el intento de formar una mujer sujeto de dominación, sumisa, y al servicio del hombre en el sentido hogareño, y patriótico de derechos elementales). 
    Estas relaciones parceladas de la historia distraen, también, devenires poco estudiados y sacados a la luz pública -y que debieran tratarse como comportamientos inconsecuentes en la institución, además de inhumanos y delictivos-. Hablamos de las distintas formas de abusos, por parte de religiosas y laicas, sobre jóvenes voluntarias, simpatizantes o activas en órdenes, colegios, o centros regidos desde la Iglesia (en el Informe sobre Pederastia de El País, de 27/12/2021, el 14,6% de las víctimas contabilizadas, que oculta claramente el número de quienes no pudieron o no se atrevieron, o atreven, a denunciar).

Clérigos, frailes, curas y vicio

    No podía faltar el "tiro bulero" hacia el otro sexo. Y aquí aparecen monjes, clérigos y sacerdotes. Es en plena Edad Media cuando el papa Gregorio VII (1073-1085) fracasa en el intento de que clérigos y sacerdotes abandonasen a sus mujeres. De hecho, tampoco lo consiguen ninguno de los Concilios (Compostela en 1056, Concilio de Palencia de 1129, pidiendo que repudiasen a las mancebas públicamente, o Valladolid 1228, en el que se proponía excomulgar a las barraganas y su sepultura en zona de bestias...). En ese 1228, el viajero Juan de Abbeville cuenta que el clérigo español superaba en vicios de la carne por encima de sus vecinos de Europa. 
    El propio Enrique II de Castilla (1334-1379) permitió esos "apaños" a clérigos de Sevilla, siempre que no rompieran con la castidad: "Que las dichas concubinas en adelante hicieren vida honesta, que les puedan en sus casas de ellas aparejar los manjares y enviarlos a los dichos clérigos a sus casas, y en el tiempo de enfermedad servirlos en cosas lícitas y honestas de día, salvo si el mal fuere muy grave. Y otrosí, que los clérigos y prestes puedan ayudar piadosamente a las dichas mujeres, e hijos ya nacidos, en sus menesteres". El sínodo de Toledo (1324) lamentaba que "se ha introducido la detestable costumbre de que vayan a comer a casa de Prelados y Grandes las mujeres livianas, conocidas vulgarmente con el nombre de soldaderas y otras que con su mala conversación y dichos deshonestos corrompen muchas veces las buenas costumbres". 
    Francesco Guicciardini (1483-1540), el historiador, escribía hacia 1529 en El Renacimiento en Italia, contestando a su coetáneo Maquiavelo que sostenía que el mal ejemplo de los curas había hecho más pecadores a los italianos y con ello dificultado la unión de los estados italianos en uno: "Nadie está más disgustado que yo por la ambición, avaricia y desenfreno de los sacerdotes, no sólo porque cada uno de estos vicios es odioso en sí mismo sino porque todos y cada uno de ellos son mas impropios en aquellos que a sí mismos se atribuyen relaciones con Dios y también porque son vicios tan opuestos entre sí que sólo pueden existir en naturalezas muy singulares. No obstante mi posición en la corte de varios papas me forzaba a desear su grandeza por mi propio interés. Pero si no hubiera sido por eso, hubiera amado a Martín Lutero como a mí mismo, no con el fin de liberarme de las leyes de la cristiandad, sino con el fin de ver a esta caterva de bribones reintegrados a sus puestos respectivos, de modo que se vean obligados a vivir sin vicios o sin Poder... El mejor castigo para ellos sería que Dios aboliese el purgatorio; de ese modo no recibirían más limosnas y se verían obligados a volver a sus azadas".
    El proceso del análisis de la conducta del varón, representado en la Iglesia, ha seguido un azar muy diferente al de la mujer en la propia institución. Sin querer obviar aspectos que tienen más cabida en otros textos, lo cierto es que, en lo relativo al ámbito de lo carnal, ha tenido un mayor eco, hasta nuestros días, lo relacionado hacia el abuso sexual sobre desprotegidos. Siguiendo la derivada del Informe sobre Pederastia de El País, en el que se recogen más de tres centenares de casos, la propia Conferencia Episcopal Española (CEE) tuvo el descaro de no querer intervenir, desde un principio, en su investigación, y que el propio Vaticano ha corregido e incitado a ello (noticia del 20/12/2021)Sólo la archidiócesis de Madrid recibe una media de diez denuncias de casos de abusos sexuales al año, cinco de menores, en sus oficina de atención, Repara. Lo hace público porque está decidida a investigar, como lo han manifestado también en Bilbao y otras diócesis del país, y dejando de lado la contraofensiva de otros que se escudan en que detrás hay una voluntad de atacar a la Iglesia, y que son inventos de las víctimas. 
    En Francia y Alemania se ha optado de facto por una comisión de investigación independiente conformada por Iglesia y Estado. El proceso de transparencia y apertura de valores en la institución es imparable. En el caso de Alemania la movilización de sacerdotes, profesores y profesoras de religión, referentes pastorales, piden acabar con la discriminación de su orientación sexual, y "salen del armario", en demanda de una modificación del derecho laboral eclesiástico para que su orientación sexual no sea motivo de despido (elDiario.es, 25/1/2022, recogido de EFE). Aquí todavía nada de aquello, y muy tímido de esto.
    El propio papa Francisco afirma que "los pecados de la carne no son los más graves, sino la soberbia y el odio", y pide interpretar los abusos sexuales en la Iglesia con "hermenéutica de cada época" (declaraciones tras la dimisión del arzobispo de París por presuntas relaciones con una seglar. Europa Press, 6/12/2021). Por cierto, que de París, y de "pecados de la carne" fue célebre la muerte, en 1974, del teólogo y cardenal Jean Daniélou, figura clave durante el Concilio Vaticano II, mientras hacía el amor con una cupletista. La Iglesia trató tapar ese desliz con la versión de que se encontraba preparando misa en Notre Dame, tenía 69 años. 
Imagen. Izquierda Diario.es
    Los principios morales transgredidos del tipo de "deslices" de eclesiales, están bastante alejados de los traumas personales, empapados en la piel, al tacto de una sotana polvorienta, y el hedor de un halo putrefacto y semen caduco, de los violentados indefensos aterrorizados. El tren de la reparación echa a andar. Y dónde debe impartirse, está lógicamente fuera de la jurisdicción eclesiástica, en la justicia ordinaria (y siempre teniendo en cuenta que el ministerio Fiscal no esté "contaminado" por ciertos intereses de grupos religiosos en que no se llegue a desenmascarar la cruda realidad de los menores, como denunciaba en enero de 2002 la revista Tiempo, sobre las "orientaciones" del Opus Dei, sobre jóvenes magistrados para mirar hacia otro lado, o en acusaciones más leves, en previsión de los casos por aparecer). 
    Al final, independientemente de los delitos, o de las desviaciones de los votos contraídos por los representantes eclesiásticos, una corriente secularizadora en esta sociedad actual llevará, pocos años a cifras que hoy en día estiman, en un 62,7% que la sociedad española tendrá menos creencias religiosas, aunque más interés en lo material (así lo cree un 60,3%); que se gozará de mayor libertad sexual y que habrá más atracción por el éxito (Encuesta sobre tendencias sociales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), para los próximos diez años. Público/EFE, 21/12/2021).
    Y mientras, ni se tocan, ni se consultan, aspectos que implementen más acercamiento a la Filosofía y materias humanísticas, como forma de implementar las grandes dudas que acechan al ser humano en cualquier momento de la historia, ni se revisan, en el caso español, los acuerdos de la iglesia católica y el estado, en los Concordatos renovados en varias ocasiones, siendo los últimos de 1979. 
    Ha llovido mucho desde los orígenes del cristianismo. Pero se practicando cierto "A Dios rogando, y con el mazo dando". Si, como se ha pretendido por sectores de la Iglesia, hay que cambiar y pronto, no basta encomendarse al diablo o al líder, sino comenzar el trabajo. Porque las religiones, al igual que los partidos políticos, como afirma la letrada y política, Manuela Carmena, buscan estructuras totalitarias. Y esto, tapa muchas verdades y vergüenzas, y beneficia a...

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