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martes, 22 de agosto de 2023

Coincidencias ante la manipulación del lenguaje

Cinco lobitos..., 

y aquellos que se mimetizaron con las "ovejas"

    En estos días de incandescencia climática y social dos hechos pudieron pasar desapercibidos para una gran mayoría. El primero fue el fallecimiento de uno de los periodistas más valiosos para la construcción de la información y el sentido crítico sobre la realidad en los conflictos bélicos y sociales, Ramón Lobo (2 de agosto). Una semana más tarde, el nueve de agosto, llegaba un nuevo aniversario de la muerte de Herman Hesse, en 1962, autor de El lobo estepario (1928). A priori parece un juego de fechas y rebuscada casualidad coincidentes tan sólo en el vocablo lobo.
    Tratándose de lobos, está muy reciente una película, Cinco lobitos (2022), que representa a nuestro país en los Oscar de Hollywood de 2023. Habla de la maternidad no compartida en principio por el padre, la crianza de una hija sobre los hombros de una madre, sus renuncias vitales, el trabajo como primer pago y, asumir "culturalmente", además, el cuidado de sus mayores hasta la extenuación. Habla de una ruptura física y mental que se ha venido produciendo, y todavía continúa, en muchas mujeres; de la importancia de la la conciliación y la necesidad de compartir, realmente, las tareas y cargas rutinarias y diarias.    
    Y como la curiosidad no es coja, nos vemos rebuscando en la memoria una obra de teatro con el mismo título comprada hace muchos años en una librería de viejo. Sus autores, los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero (Biblioteca Teatral, Año XI, Número 147), la estrenaron en el Teatro Cómico el 13 de enero de 1934. Un potentado desconfiado de sus trabajadores los va sustituyendo por cinco hermanas que lo cuidan y le llevan la hacienda. La trama raya entre la inteligencia y diligencia de estas mujeres, y algo de inquietante interés por hacerse con la hacienda. Los Quintero apoyaron a María Lejárraga, quien escribía teatro firmado luego por su marido G. Sierra. Sus obras desprendían cierto tinte feminista, pero no llegaban más lejos.
   La comedia tuvo su adaptación a película, en 1945, por el director húngaro Ladislao Vajda, con guión de Matías Cirici Ventalló, José Galhardo y Luis Galhardo, y sigue los mismos pasos de la trama, pero aquí, tras una aparente apertura hacia el feminismo termina en machista y reaccionaria. Donde antes había un acaudalado ahora era un empresario de la construcción, con empleadas, que va sustituyendo posteriormente por hombres.
    Pero detrás de estos títulos, ¿quién no ha agitado los dedos de su mano abierta mientras susurraba, o recuerda que se lo han hecho o visto en un parque: "Cinco lobitos tiene la loba, cinco lobitos detrás de la escoba, cinco que tuvo, cinco crió, y a los cinco lobitos tetita les dió"? Una vieja canción de cuna que tantos seres, y ancestros, hemos interiorizado en el imaginario de nuestra cultura, y que su protagonista, de origen mitológico, se le han ido atribuyendo esencias humanas. En la Epopeya de Gilgamesh, Mesopotamia, su protagonista se niega a permanecer con una mujer después de enterarse que convirtiera a su antigua pareja en lobo. En Grecia Licaón -hijo de Pegaso- enfurece a Zeus; éste lo convierte, junto a sus hijos, en lobos (¿les suena licántropo?). Esopo (siglo VI a.C.), el fabulista, le asigna a este animal las cualidades de intrigante y malvado pues disfrazándose de oveja atrae a niños y niñas para secuestrarlos: ¡Qué viene el lobo!, luego Pedro y el lobo. De lobas, quizás la más recordada sea Luperca amamantando a Rómulo y Remo, fundadores de Roma (según la mitología romana mellizos concebidos por Rea Silvia y el dios Marte). En el mundo nórdico está Fernir o Fernis, muy temido por los dioses por su insaciable apetito (atrapado y atado a un árbol logra escaparse y matar al dios Odín, aquel dios de la guerra y la sabiduría). Cada parte del globo tiene su relación con esta criatura.
    Por su parte, la religión católica tiene, en sus sagradas escrituras, una referencia que parte de su mesías Jesús: "Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, por por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Evangelio según san Mateo, 7,15-20). Habitualmente nos topamos con esos "falsos profetas", aunque aquí no nos referimos a los religiosos, con sus mensajes encubiertos, con la manipulación de emociones hacia sus intereses, y no siempre bien analizados. Esos "lobos" enmascarados logran desenfocar la realidad y manejar ciertas voluntades y conciencias. En muchos casos sus discursos ya están "blanqueados" y asimilados por una gran parte de nuestros coetáneos. Están listos, han atacado, y se han hecho con parte del rebaño. 
    Como bien titula la autora catalana Na Pai, La nostra atenció ha estat raptada (Tigre de paper, 2021), con una magistral ilustracíón en portada de Joan Manel Pérez. Estamos permanentemente conectados a redes, la dependencia a móviles y pantallas que vierten millones de datos e información que digerimos sin análisis ni filtros, con lo que caemos muy fácilmente en la manipulación; y esto sucede por convertirnos en "productos" de internet y el pago al cambio es nuestra atención. La "gratuidad" de la red supone un caro pago. 
    Así que de vuelta a los "lobos" y el rol de la mujer, y su lucha histórica por la igualdad, quienes tanto cantaron la melodía  de los cinco lobitos, y pueden seguir cantándola, pueden seguir siendo "comidas" por "lobeznos" que han logrado mimetizarse entre las ovejas en plena "contienda" por sus derechos.
    No hace muchos meses que, encontrándome en casa de un amigo, regresaba su hija de un largo viaje. Miento, antes fue con sus amigas a cortarse el pelo en señal de apoyo a las mujeres de Irán (que continúan en lucha en un proceso sangriento por sus derechos). Fue una bocanada de esperanza. Necesitaba algo así, para contrarrestar el bochornoso y denigrante espectáculo de aquellos "niños/pijos" emitiendo voces injuriosas y machistas desde la Residencia "Elías Auja" de Madrid, a sus compañeras: "Mónicas, putas. Salid de vuestras madrigueras como conejas. Sois unas putas ninfómanas. Os prometo que vais a follar todas en la capea. ¡Vamos Ahúja!", mientras algunas de las aludidas justificaban el hecho como banal o bromista. 
   
El bochorno se hizo asfixiante cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no condenó aquellos gestos, ni como política, ni como mujer. Claro está que para su gobierno, y para tantos otros surgidos tras las elecciones locales del 28 de mayo pasado, el salto cualitativo a la presencia de la política ultraderecha de VOX, auspiciada también por el PP nacional, van haciendo desaparecer consejerías y concejalías de Igualdad, observatorios de violencia, ayudas, espectáculos tachados de manipuladores (teatro, música u obras literarias como Orlando de Virginia Wolf, o teatro, como La infamia que refleja la persecución de Lydia Cacho periodista mexicana por su denuncia de una trama de pederastia se dan en muchos otros municipios de gobierno ultra). 
    Y no hablemos de los gestos obscenos y agresivos que aún quedan en otros representantes de distintas instancias (como la del presidente de la federación de fútbol tras el triunfo del equipo femenino en el pasado mundial). Hemos asistido a la retirada o no seguimiento de líderes políticos en los minutos de duelo y repulsa ante las muertes de mujeres por la violencia de género o machista que niegan, diluyéndolo en otro concepto sibilino de "violencia intrafamiliar". Y según los estudios, una parte que ha alzado este renovado ultraconservadurismo son jóvenes.
    Está claro que parte de la juventud que representan aquellos vociferantes, significa que tienen un ralo sentido crítico y que son un síntoma de cambio de perspectiva sobre la realidad y los valores. En cifras algunos organismos y fundaciones estimaban ya en el 2021 que las chicas consideran que la violencia de género es un problema social muy grave, rondando el 74,2%, mientras que los chicos bajan del 54,2 al 50% ese año. Y son los chicos, entre 15 y 19 años, los que niegan tal violencia de género, y lo atribuyen a un "invento ideológico". Surgen "viejos" modales del pensamiento, olvidando nuestra historia reciente.    
Núremberg (Alemania). Bettman. El País digital, 21-2-2023. 
   El peligro que trajo una recesión económica supuso el ascenso del nazismo en el centro de Europa a finales del primer cuarto del siglo XX. En el caso alemán tras políticas de recortes que se llevaron a cabo entre 1930 y 1932, el partido nazi multiplicó su voto, pasando de tener poco más del 2% en 1928 a casi el 45% en 1933. El periodista Manuel Chaves Nogales, en su viaje por aquella Alemania, describió su asombro por el tremendo apoyo que el nacionalsocialismo recibía del género femenino. En España, el primero de octubre de 1931, las mujeres obtenían el derecho al voto, en un parlamento dividido ante los argumentos. Clara Campoamor (Partido Radical) defendía ese voto frente a la diputada socialista Victoria Kent recriminándole: "...comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en trance de negar la capacidad inicial de la mujer. Creo que por su pensamiento ha debido de pasar, en alguna forma, la amarga frase de Anatole France cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislar contra los suyos". La diputada Kent pensaba profundamente, y el tiempo vino a darle parte de razón, que las mujeres españolas carecían de preparación política y social, demasiado influidas por la Iglesia (y esto traería réditos a la derecha católica y a la República, como vinieron a confirmar los resultados de las elecciones de 1933, si bien hay que añadir que la derecha acudió unida a esos comicios, y el desgaste de gobierno de izquierdas y abstención anarquista son factores también a tener en cuenta). Campoamor trabajó en sendas enmiendas sobre igualdad entre sexos, maternidad, igualdad de salarios, el estado laico, derechos de equiparación de hijos legítimos e ilegítimos, con lo que no se ponía en duda su lucha emancipadora.
    Luego llegó el franquismo y conocemos el trato y dónde se relegó a la mujer a ser un lacayo del hombre, tanto que el filósofo J.L. López Aranguren hablando del "católico pasivo" como tipo social mayoritario sentenciaba que "... ha dejado -en mayor o menor grado- la preocupación y práctica religiosa 'al cuidado', 'a cargo' de su mujer" (Catolicismo día tras día, Barcelona, Noguer, 1956). Y el miedo, sí el miedo y el repliegue a los avances y libertades conseguidas para la mujer, lo que significó, ya en todos los ámbitos de avances igualitarios y sociales, la censura y la autocensura, que luego se mantuvo tras la Transición. Se ha vivido, y demostrado en los resultados actuales. Sobre todo en la acción educativa, controlada por los distintos gobiernos, el hecho de quien narra y quien domina el discurso del relato, y tiene también su razón con que muchos maestros y maestras asumieron la tarea en un país de alto nivel de analfabetismo y desigualdad, ocultando periodos de la historia reciente y del fondo del franquismo y sus asociaciones con los fascismos alemán e italiano, y sus secuelas de tipo cultural y social. 
    
En la obra 
La esfera que nos contiene (2017)la directora y dramaturga Carmen Losa, expresa el fondo de Maestros de la República: los otros santos, los otros mártires (2010), de María Antonia Iglesias . Un montaje de realidad fragmentada que tiene que reconstruir el público intencionadamente, apoyada en elementos visuales y auditivos y sobre el que sobrevuelan muchos mensajes: El silencio y menosprecio hacia la mujer en el mundo y en particular en el Magisterio de la Historia más reciente de España, el silencio con el que había que vivir en los años 50 por el terror a ser delatado y la mezquindad a sobrevivir con el trago de la verdad por dentro, y a delatar si es necesario. El miedo que no abandonó al magisterio, a la universidad, la autocensura o la no complicación con el entorno o las administraciones, que tampoco hicieron mucho hasta ciertos gobiernos puntualmente, por aclarar la verdad de lo ocurrido y cercenar periodos de la historia que ahora muchos jóvenes desconocen y les lleva a aferrarse a símbolos o ideas que desconocen en su fondo y sentido histórico y actual. 
    En estos momentos ya surgen voces dentro del mundo docente que abogan por una "pedagogía antifascista", como Enrique J. Díez Gutiérrez con Pedagogía antifascista. Contribuir con una pedagogía inclusiva, democrática y del bien común frente al auge del fascismo y la xenofobia (Octaedro, 2022). El autor ha pasado por todos los niveles educativos observando la praxis sobre este tema, y ya publicó La historia silenciada. Unidades didácticas intentaba recuperar la memoria democrática. Es un ejemplo no muy generalizado y aceptado por muchos docentes pero sí intuitivo de por dónde pudiera ir el trabajo en valores en un futuro próximo si no deseamos que se expanda ese blanqueo de una ideología que choca con todo principio democrático. Además está realizando una encuesta global por todo el país para conocer la opinión del profesorado sobre si ve necesaria esta formación antifascista, si se ha practicado un trabajo en valores que sean los que se observan en el contexto generalizado y cuáles pueden ser la opciones de cara al futuro. Los resultados no se harán esperar.
    Desde otro ángulo, u
na novela gráfica que profundiza en cómo una gran parte de la ciudadanía alemana no se percataba del ascenso del fascismo que reemplazaría a la democracia de Jason Lutes, Berlín (tres tomos: Berlín 1 Ciudad de piedras, 2001; Berlín 2 Ciudad de humo, 2008; y Berlín 3. Ciudad de luz, 2018), son otro ejemplo que puede  ser muy elocuente y revelador para quienes quieran acercarse al terror y degradación que no se ven venir. 
    "El miedo trae la derecha; más miedo, trae la ultraderecha", vino a decir Nicolás Sartorius ante sus compañeros históricos de CCOO, a los cincuenta años del "Proceso 1001" (la condena impuesta más alta a unos sindicalistas en la movilización del mundo obrero, en los últimos estertores del franquismo). Sartorius es el autor de La manipulación del lenguaje (Espasa, 2018). En este momento de la historia en el que los extremismos neofascistas suben al poder desde el proceso democrático, es aquel, como dice el propio Sartorius, en el que se deben proferir argumentos que desmonten sus discursos hueros y emocionales con criterios poco democráticos, por otros que hagan caer en la razón y el sentido crítico al que, opinamos, no lo tiene muy avezado. La historia ya nos mostró antecedentes parecidos y sus consecuencias.
    En el imaginario social se comenzó a ver una exposición pública de idearios ultraconservadores, franquistas, entre la clase alta, luego entre la media, bien alimentada, sumisa, y ha terminado extendiéndose en las capas de la clase baja con tendencia a seguir bajo el cayado del pastor y el ladrido del perro. En un sentido "figurado", en lenguaje coloquial, la llegada, la "vuelta" del "lobo", como ser irracional, sin moralidad, agresivo y mentiroso nos ha cogido desprevenidos, se ha metido en el corral tranquilo de las "ovejas". En un mañana no muy lejano ellos y ellas se habrán "comido" nuestras esperanzas y hasta nuestros derechos, con el beneplácito que dan las urnas por votantes que no recuerdan el cuento Pedro y el lobo.
    Cuando este agosto leíamos a Rafael Narbona su escrito sobre
Hermmann Hesse, escritor estepario (El Cultural), destacaba como en El lobo estepario se apreciaba al hombre como "... una cebolla de cien telas, un tejido compuesto por muchos hilos”. El “lobo estepario” también es “zorro, dragón, tigre, mono y ave del paraíso”. Harry presume que la verdadera sabiduría no consiste en volver a ser niño (la alusión a Nietzsche es evidente), sino en “acoger al mundo entero en un alma dolorosamente ensanchada”. Recoge que cuando obtuvo el Premio Nobel (1946) el autor, todavía malinterpretado en gran parte de su obra, manifestaba que no deseaba el ocaso de las diferencias nacionales, pues eso llevaría a “una humanidad intelectualmente uniforme”, pero sentenciaba: “¡Es fantástico que existan muchas razas, muchas lenguas y una infinidad de actitudes y perspectivas!”. 
    Atentos, una vez más, tras esa llamada a la libertad, sobre quienes traen otros discursos enmascarados y que abominan de la diversidad.
    ¡Qué viene el lobo! ¡No! ¡Está aquí, nunca se fue!
Foto:Marcos del Mazo. 

    A Ramón Lobo, otro "lobo estepario", que nos dejó estos días, que cultivó la libertad y la independencia desde el periodismo, desde sus crónicas de guerra y políticas. Destacó por su búsqueda de la verdad y su amor por la diferencia.