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domingo, 28 de octubre de 2018

Coincidencias

De Gata a Gata, nubosidad variable



Resultado de imagen de molinos en el río árrago en sierra de gata
Foto de Vicente Pozas. www.andandoextremadura. com
   Máximo lleva la camisa mojada en barro, el sombrero negro, la barba sin rasurar esta mañana, y la tez muy morena con ojos color de la miel del olivo. Fuerte como los robles que acompañan al Árrago, sierra de Gata en Cáceres, camina raudo esquivando los molinos que le han franqueado el paso a la burrita regalo de sus hijos, tres de nueve; las chicas lo cuidan más, como las mujeres que le vienen dos veces al mes desde que se le murió la parienta -le dijo al morir que no estuviera nunca solo-, y lo intenta (aunque no son buenas todas, de inclusas y esas, vienen por lo que vienen, y alguna hasta quiere cargarme un hijo, ya ves). 

   Ha esquivado la muerte desde niño -sólo conocí seis hermanos de trece que tuvo madre-, comiendo bellotas y castañas por los montes de Las Hurdes. Bebiendo leche de cara al cuidado con las mujeres un día tras otro, bajo sus faldas de vez en cuando, que siempre le volvieron loco, “soy muy amoroso”. Hasta una marquesa, familia de Franco, no sé, que se bañó con él alguna vez y luego le puso de portero mientras la mili en Madrid. Más tarde las minas de Ponferrada y, entre medias, contrabando y estraperlo (huele a café, por la zona). Unos caballos prestos con la carga sin hacer preguntas y por cordeles hasta Puerto del Pico, por Toledo hasta Madrid. Allí el contacto y a cobrar lo restante; al final más sueldo que un mes en la mina. De aquello unas huertas, alguna casa más y un fajo de billetes, para pagar en mano, debajo de las tinajas. Ahora a seguir buscando la burra. Coge unos pimientos y un melocotón “y a hacerme la comida”. Se aleja mascullando por el caz del molino, "a ver si la Escorpiona, pequeñaja, pero muy espabilá, "se viene conmigo cuando fallezca su marido que está muy malo el pobre". 
Imagen relacionada   Bajando de la altas Hurdes cruzamos caminos hasta que, de una iglesia, vemos salir las mujeres delante de los hombres, descargando recuerdos por Santa María; como antaño se intercambiaban los bultos a los lomos de mulas y asnos desde los carros. Estamos en Descargamaría, un pueblo frontera camino de la meseta castellana.

   El cielo plomizo. Nubosidad variable, pronostica el parte de la televisión. Carmen Martín Gaite, habla en su libro homónimo de los miles de abejas muertas en una plaga. Ficción y realidad mientras atravieso esta tierra en este otoño mitad verano, primavera madura, el zumbido ciclón de millones de avispas aterran el cuerpo entre los muros de pizarra negra, y el rumor hipnótico del riachuelo que cae en pequeñas cascadas rompiendo en olores a hierba, higueras, tomillo, hierbabuena… Luego la tromba de agua que nos cruza de mar.
Imagen relacionada   Del mar de robles, encinas, pinares y a sus faldas olivos, a un majestuoso manto de rocas volcánicas y desierto. La otra Gata que se baña en el Mediterráneo.   ¡Por favor, sírvame un "Americano"! En un instante sobre la mesa de mármol y pies de hierro fundido un pequeño vasito con color rosado y calado de canela se introduce cálidamente por mi garganta con su sabor dulce. Las maletas en una pensión donde se alojaron los actores del western español. Hace un calor que adormece los sentidos. Las fuentes salpican gotas de sudor y una neblina se eleva sobre las agujas de las torres de los Jerónimos. 
   A nuestro lado un rostro que semeja un mexicano oscuro, magro en carnes, mofletudo y con anchas patillas, hace de esto más de cuarenta años. Es “El Habichuela”, comentan otros clientes. Levanta las carcajadas a los galanes de las pantallas mientras sorbe otro "americano" (dicen que por no saber servirles sus cócteles, un camarero avispado se prodigó en la leche salpicada con un poco de limón y canela, y algún otro secreto, y le llamó un "americano"); hablan inglés y alguna otra palabra en castellano, se sienten como en casa. José Galera, su verdadero nombre, pasó de repartir agua en los sets de rodaje a cortas frases o bulto vigilando caravanas, a compartir unas risas, y hasta amistad, con Terence Hill, Anthony Queen o Yul Brynner; hasta presumió de su amistad con Brigitte Bardot.A veces hasta "me daban hasta quinientas pesetas... Pero para mí el dinero era lo de menos; ¿y la fama? ¿Y el codearte con los mejores artistas del mundo?" (La Voz de Almería, Suplemento 'Queridos diferentes' verano de 2000.)
José Galera, el "Habichuela".
De http://almeriacine.blogspot.com/2015/
   Luego cogió su bicicleta y, sin quitarse el traje de sheriff, subía y bajaba por el Paseo de Almería, cuando no era un hombre anuncio, hasta que pasó sus últimos años, con salud quebrantada, en la residencia de religiosas, sin quitarse el hábito del western y el amor de su esposa. Sus amigos esculpieron este epitafio en su tumba: "Quisiste tocar el cielo como actor, hoy te aplauden las estrellas". 

   A veces, en el firmamento humano, estrellas como Máximo y José, de las dos Gatas, nunca se apagan, y las vemos destellar entre tanta “nubosidad variable”.

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