Coincidencias
Campos de concentración y exterminio. Sobrevivir al infierno, y al olvido
Mauthausen (Austria). Campo de exterminio de categoría III, junto a Auschwitz-Birkenau (Polonia). Allí es deportado, un 24 de enero de 1941, Joan Tarragó (Nº 4355, Triángulo Azul, como apátrida, y "S" de Spanien), militante del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). Es uno más de los cuerpos apelmazados del convoy del tren que llega de madrugada al campo. Transporta novecientos prisioneros de guerra desde el Stalag XIID, en Triers (Alemania). Antes estuvieron recluidos en el Stalag VIIIC de Zagan (Alta Silesia), trabajando para el gobierno colaboracionista con los nazis de Petain. Tarragó había nacido en El Vilossell (Lleida) en 1914, y había sido un activo militante en la vida política durante la República en desde posiciones de izquierda abrazando primero el anarquismo desde la Juventudes Libertarias en Madrid (1932) para, enseguida ser militante comunista en las filas del Partido Socialista Unificado de Catalunya (PSUC) de Tarragona. Responsable de las milicias antifascistas de UGT a partir de la sublevación militar del treinta y seis, como instructor de divisiones, tras la caída de Cataluña cae en el campo de concentración de Saint Laurent de Cerdans y luego al de Sptfornds. Alistado en el ejército francés frente a la invasión alemana durante la segunda guerra mundial, es capturado prisionero en junio de 1940. A partir de ahí comienza su "peregrinación" por los Stalag nazis, como tantos otros miles de militares de todas las nacionalidades presos durante el inicio y durante el conflicto.
Engañados, ante su posible liberación inducida por militares alemanes que mantienen su custodia, terminan entre los palos y perros de los soldados de las SS tras dos días en apiñados de pie, de cien en cien hombres, en vagones para ocho caballos, con minúsculas salidas de aire, y sin más alimento que un saco de galletas de campaña, sin agua. Durante el viaje se habían encontrado con las versiones más perversas del ser humano. Un miembro de las Brigadas Internacionales que habían apoyado al bando republicano vestía en esos días el uniforme de capitán de la Wehrmacht.
Estos españoles, alistados en unidades del ejército francés y capturados como luego cientos de miles de soldados británicos, u holandeses, tuvieron en parte, en los primeros meses, el tratamiento que las leyes internacionales imponían a los prisioneros de guerra. Las autoridades alemanas se pusieron en contacto con las cancillerías de los países origen de los prisioneros.
H. Himmler, SS Reichsfürer, en Mauthausen Abril de 1941. Wikipedia. |
Las primeras deportaciones al campo se produjeron en agosto de 1940, pero el proceso con España, por estos militares, se oficializa en septiembre. El veinticinco de ese mes, el jefe del Departamento Central de Seguridad del Reich (RSHA), Reinhard Heydrich cursa la orden de sacar de los campos de prisioneros de guerra a los españoles, y enviarlos a campos de concentración, con ejecución inmediata. Hacía unas horas que, Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores, cuñado del dictador Francisco Franco y hombre fuerte del régimen se había reunido con Hitler, y Himmler. La Gestapo cumplía inmediatamente buscando al último soldado republicano español por toda la Europa ocupada.
Barracón (block) 13, Stube.
Ya en los stalag se había urdido la clandestinidad de militantes del PSUC. En Mauthausen se logran agrupar unos veinticinco; su objetivo cómo sobrevivir al terror, su función robar comida y medicinas para repartir con el resto de presos. Analizarán, como activistas políticos experimentados, la situación política y el desarrollo de la guerra, "mantener una buena moral, preparar condiciones de resistencia local, ante la eventualidad de que tuviéramos que utilizar la fuerza para salvar nuestras vidas; organizar la solidaridad entre todos". Joan Tarragó recibe cada noche las novedades de quienes tiene a su cargo, son grupos de tres, que a su vez luego transmitían en pirámide a la dirección, y de ahí a otra denominada Comité Internacional. El día a día suponía esquivar las felonías de los kapos (supervisores de los campos, afectos a los nazis, o de su confianza). Y, entre tanta crudeza, horror, muerte y desesperación surgen las luces que abren un hueco ante tanta negritud, la biblioteca.
Será a principios de 1943 cuando entran convoyes con cientos de franceses que traen ocultos entre sus ropas, libros. Será el clavo ardiendo de la "evasión" del terror: la literatura en cualquier vertiente. Casi doscientos volúmenes (Zola, Víctor Hugo, Dostoievski, La madre de Gorki..., de filosofía, y hasta alguno sobre marxismo). Picot, su camarada catalán, reparaba los más deteriorados. El peluquero Manuel Azaustre buscó un armario seguro en su barracón, que luego habría que trasladarla al block 12, donde estuvo hasta el final de la guerra. Este "bibliotecario" del campo de exterminio nazi, recuerda en sus memorias cómo pasaban aquellos primeros libros, con todos los prisioneros, también americanos e italianos. Un corso lee La Cartuja de Parma, y la pasará a los que venían a ser sus contrarios en pleno conflicto por la invasión de Italia de la isla (Córcega, entre 1942/43)."Leer era escapar, por unos instantes, al infierno", acuña la portada del libro Stendhal en Mauthausen, editorial El mono libre, 2024 que recoge las memorias de este superviviente del Holocausto, Joan Tarragó, contextualizado en su vida y relaciones familiares y vivencias tras la salida del campo, su devenir como "reviviente", de sus silencios, sus noches de insomnio arrastradas por los diablos del recuerdo, traídas por su hijo Llibert Tarragó (fundador, en 2003, París, del grupo de investigación "Triangle bleu, Documentation et Archives diciembre Républicains Espagnols deporte de France").
En sus Memorias, inacabadas por su endeble salud toda su vida, Joan también relata cómo se sacrificaron miles de soldados de otros ejércitos como el ruso, de incitación al abuso sexual por parte de algún kapo sobre prisioneros, del barracón de las mujeres forzadas a prostituirse para "desfogar" tanta tensión acumulada -ya no tenían ensoñaciones, pulsiones, ni deseos, habían olvidado lo que era una mujer-, o cómo se hizo responsable de un altercado para salvar a un compañero mayor que habría muerto de las palizas. Luego, la desazón ante el foso abierto políticamente y en la acción, entre los comunistas de "fuera" y "los de dentro".
Hasta que el cinco de mayo, de 1945, banderas republicanas cubren la puerta del campo, con la frase "Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras". Cuatro días antes, de forma casual en una ronda de reconocimiento del terreno los habían encontrado un pelotón del ejército estadounidense. El grupo organizado de españoles se hicieron con las armas de los alemanes huidos y lograron mantener cierto orden entre los cientos de esqueletos andantes desorientados y desesperados por el hambre y el sufrimiento físico, mental sufrido. Se calcula que a Mauthausen fueron deportados unos nueve mil españoles, mil quinientos más de los que calculó Tarragó, de los que murieron unos cinco mil quinientos, según estudios de Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo en España.
Los asesinatos se produjeron por fusilamientos, ahorcamientos, mordeduras de perro, precipitados por el barranco de la cantera, electrocutados por las alambradas que rodeaban el campo... Los datos de muertos y sobrevivientes llegan a partir de los documentos escondidos por tres españoles destinados a las oficinas del campo, en los días inmediatos a la liberación. Visualmente pueden haber llegado a la retina de muchos espectadores, el escenario de Mauthausen, por la película El fotógrafo de Mauthausen. Francesc Boix, ayudante del fotógrafo del campo, hizo acopio de todas las fotos y negativos que pudo del día a día en el campo. Estos documentos fueron determinantes en los juicios de Núremberg para contradecir la versión de que los jefes y responsables nazis, como Albert Speer y Ernst Kaltenbrunner que aducían desconocer el calculado proceso de exterminio (Sobre Tarragó, RTVE propició el documental Joan Tarragó: el bibliotecario de Mauthausen, dir. Miguel de los Santos, 2019).
En la presentación del libro Stendhal en Mauthausen, en el Congreso de los Diputados (Madrid), Llibert Tarragó expuso sus principios o pilares sobre los campos nazis y el fascismo: la negación de la persona, la aniquilación industrial, apuntando la intención de H. Himmler de llenar los campos de esclavos "que trabajarán para nosotros y que construirán nuestras ciudades, pueblos y granjas sin que debamos prestar la menor atención a las pérdidas inducidas".
El filósofo Walter Benjamin (Berlín, 1896-Portbou, Gerona 1940), criticó la teoría fascista y sus inductores. Denunció aquella democracia burguesa que alzó al poder a Hitler, y al capital financiero e industrial que apoyó a los nazis como forma de contrarrevolución al socialismo, y a los que el fascismo les otorgó la propiedad, frente a las masas que reclamaban cambios en la relación de la misma (su suicidio en tierras españolas, ya con el régimen franquista, colaborador de Hitler, tuvo que ver con la persecución a la que se vio sometido hasta la extenuación). Llibert, puntualizó, en sus apreciaciones que hay que utilizar nazismo, no fascismo para aquel régimen, y que no se deben jugar con los insultos de este tipo pues degradan la intensidad y profundidad del término que sostiene la muerte de quien piensa lo contrario. El calvario de un deportado español como su padre, se inicia su trayectoria vital con la República española en 1931, la guerra civil, los campos franceses tras la derrota, luego en los alemanes con su Triángulo Azul (de apátridas pues Franco no quiso reconocerlos como militares españoles ante las autoridades alemanas). Llibert también trata de desterrar el concepto de héroes por el de "revivientes" como lo acuña Marie-José Chombart, deportada en Rawensbrück. Su padre Joan añadía "Sobrevivíamos gracias a la fuerza del colectivo, animado por un ideal", para luchar contra el desánimo total y el suicidio. Luego, este hijo de aquel deportado recoge la profecía de la filósofa Hannah Arendt: "El siglo XX será el siglo de los seres humanos desplazados". La propia Arendt se identificó con la tragedia desde 1933 cuando comprendió lo que significó ser judía, hasta perder su nacionalidad, ya en París, en 1937. De su experiencia, estudios y análisis surgiría una obra fundamental en desentrañar las causas del terror, Los orígenes del totalitarismo (1951), donde analiza tanto el trasfondo del nazismo como del estalinismo. Añade Llibert, "y qué decir del XXI...".
Porque no se debe olvidar, ni temer al olvido "por eso hay que abrir las fosas comunes", de todas las guerras y persecuciones, e ir más lejos con la memoria, y Llibert Tarragó pronuncia la palabra "comunista" en la sala del Congreso español, haciéndose eco de las apreciaciones de la calle, como si esa palabra fuera maldita o reprochable (recordando que su padre fue en sus inicios anarquista pero luego militó hasta el final en el comunismo). El parlamentario F. Marc Álvaro de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) denuncia que entiende que se hace apología del franquismo desde la tribuna parlamentaria sin miramientos. En los corrillos tras la presentación se detecta la preocupación de unos aires de vuelta al pasado retratado en el libro, con otros enfoques y herramientas de acceso al poder. Hay quien opina que los políticos responsables del gobierno actual no están muy al tanto, o no quieren reconocerlo más que en las intervenciones mediáticas, con pocas acciones de real calado social. También se oye cómo la Memoria histórica está siendo torpedeada.
Campos de concentración y exterminio, también en España
"Organizarán los campos de concentración con los elementos perturbadores, que emplearán en trabajos públicos, separados de la población", es la orden enviada por el general F. Franco a sus generales el 20 de julio de 1936. Estos campos oscilaban en número y tratamiento según el desarrollo de la guerra.
Fallido el golpe de estado inicial se genera el conflicto armado desatando la guerra civil. Tras la campaña del norte, en marzo de 1937, noventa mil prisioneros, del bando republicano (solo en Santander fueron treinta mil) son un problema y será cuando se amplíe el número de campos y centros de internamiento y trabajos, hasta llegar a casi los trescientos que se han documentado hasta hoy. Por estos campos pasaron hasta casi un millón de presos, según datos que se guardaban en la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros (ICCP), organismo que desaparece en 1942.
En estos campos "los presos son considerados como delincuentes y pierden la condición de prisioneros de guerra", no habían sido juzgados muchos y otros habían sido directamente fusilados. El miedo a caer en manos de los pistoleros de la Falange aumentó el miedo en ciudades y pueblos donde las delaciones provocaban tensiones con finales trágicos buscando antes la reclusión que la huida.
El trato vejatorio en estos campos, se acompañaba con la consideración y el interés por recuperar algunas de estas fuerzas para unidades nacionales en el frente. Por eso el día a día buscaba la afección al nuevo régimen, siempre con la espada de Damocles sobre los presos (golpes, gritos, formación, saludos y cantos fascistas, si bien no había un plan de exterminio, al menos documentado para llevar a cabo, ya se hacía convulsivamente, aleatoriamente, sin protección para el preso. Paradigmas de esos campos del terror sangriento serían Santoña (Cantabria), San Juan de Mozarrifar (Zaragoza), Miranda de Ebro y San Pedro de Cardeña (Burgos), Celanova (Ourense). El Vaticano, en un régimen que se calificaría de nacionalcatólico por el apoyo de la Iglesia española, peticionó que se cometieran excesos, y vale. Tan sólo tras la derrota de los nazis contra los rusos en Stalingrado se aminoraron algunas medidas extraordinarias.
Hacia el olvido y la distorsión, con la memoria muerta "a tiras"
El 27 de enero pasado se celebraba el 80º aniversario de la liberación, por las tropas rusas, en 1945, del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. El próximo 5 de mayo se cumplirá ese aniversario por la liberación de Mauthausen por las tropas estadounidenses. Los más de cuarenta mil campos de concentración creados desde la política nazi entre 1933 y 1945, con el fin de generar trabajos en todos los campos con los prisioneros de guerra, en la Europa ocupada, fue una herramienta de terror, pues en muy poco tiempo, una vez iniciada la guerra, pasaron algunos a ser centros de exterminio. Inmediato al ascenso de Hitler al poder, ya funcionaba Dachau donde se recluyeron adversarios políticos, de izquierda o liberales, o los denominados "asociales" como prostitutas, delincuentes y gente de la calle sin recursos.
Mauthausen (1938) y Auschwitz (1940) tenían subcampos que incluían instalaciones de fábricas de armas, municiones (sobre todo a partir de 1942, cuando los alemanes vieron que la guerra no iba como deseaban), utilizados como esclavos en unas condiciones de extrema dureza física y mental, también en canteras, minas, obras de infraestructura o granjas de los alrededores. El concepto de exterminio, el asesinato en masa, fue del pueblo judío, luego vinieron otras minorías, como los gitanos, y soldados de los bandos contrarios (como los rusos de la imagen, del campo de Mauthausen), con el crematorio o una inyección letal.
En las conmemoraciones el canciller alemán Olaf Scholz, pedía no ceder "ni un milímetro", ante el auge del nacionalismo radical y el populismo. Un país que cuidó la memoria de aquel y que en estos días tiene a la extrema derecha ganando posiciones y proposiciones legislativas en el Bundestag, tal y como también denuncia la excanciller Angela Merkel apelando a su propio partido que no entre en el juego de alianzas con los extremistas que se anclaron en principios que se creían superados en Alemania. Scholz también se refería a las declaraciones de Elon Musk, hombre fuerte de Donal Trump, que ya ha declarado el apoyo a los ultraderechistas desde su imperio comunicativo, sin controlar bulos y mentiras que pueden alentar la xenofobia y otras persecuciones, y su presidente persiguiendo supuestos delincuentes sin papeles en los Estados Unidos, deportándolos fuera del territorio y buscando en el centro de detención, prisión militar, campo de concentración en otras palabras, de Guantánamo (Cuba), el lugar de deportación para unos treinta mil de estos "detenidos". También ha expresado el presidente estadounidense la intención de ocupar territorios fuera de sus fronteras, con reminiscencias de los pasos iniciales del régimen que trajo cuarenta millones de muertos en civiles y otros veinte millones de militares en una segunda guerra mundial.
El auge del populismo de ultraderecha no preocupa solo a Scholz. De hecho, la Unión Europea (UE) condenó este lunes el "alarmante" aumento del antisemitismo y la "negación y distorsión" del Holocausto. "Condenamos en los términos más enérgicos posibles el alarmante aumento de los incidentes antisemitas violentos, la negación y distorsión del Holocausto, así como las teorías conspirativas y los prejuicios contra los judíos", expresó el Consejo Europeo, si bien faltaron referencias a la historia con detalles que dejan abiertos espacios para la reflexión sobre qué discurso, quien domina el relato de los hechos del pasado, y del presente. Ahí los medios tienen su posicionamiento. Se silenciaron quienes liberaron el campo, los rusos (en la BBC en un reportaje se recogían los recuerdos de uno de aquellos soldados que narraba cómo los prisioneros que liberaron, unos siete mil, de un millón cien mil asesinados, tenían miedo de tomar la comida que les ofrecían, así como acercarse a ellos).
En España, tímidas voces hablan de "doble moral" de los reyes Felipe y Leticia, al estar presentes en Auschwitz, pero "no condenar" los crímenes del franquismo, o los campos de concentración españoles durante ese periodo.
Libros y cine por la resistencia al olvido
La resistencia humana en situaciones de privación de libertad o casos extremos, generan mitos o seguidores de quienes los superaron. Esto genera, en el retorcimiento de lo humanamente posible, que alguien se valga de la mentira para subirse al "carro" de los supervivientes. En las pantallas continúa Marco, la verdad inventada (2024). Protagonizada por Eduard Fernández, trata la historia de Enric Marco, un farsante que logró engañar a la opinión pública, y a su propia familia, de que había estado prisionero en un campo de concentración nazi. Tan verosímil fue su montaje que llegó a presidente de la Asociación Española de Víctimas del Holocausto. Hasta que el historiador B. Bermejo lo destapa.
Donde el cine llega con tanta velocidad, y pone imagen a las líneas de los libros, volviendo a ellos como seña de "salvavidas" hoy siguen retrotrayéndonos a otros casos de admiración y valor intrínseco por la fe de los personajes y verdad, como Joan Tarragó. Nelson Mandela (presidente surafricano que estuvo veintisiete años en prisión por los colonialistas ingleses). Soportó la cárcel por los libros, buscar cita, sus carceleros no sabían que un libro ayuda a evadirse de lo más cruel de la vida. Luego perdonó y gestionó el poder sin rencor a sus carceleros. Aquí también tenemos otros ejemplos, como el escritor y exministro con el PSOE, detenido por la Gestapo y deportado a Buchenwald (Alemania), donde había una biblioteca y donde confesó había sido un lector voraz.
Títulos sugeriodos el 27 de enero, en la B.P. "José Acuña", Madrid. |
Como dijo la escritora Charlotte Delbo, (1913, Vigneux-sur-Seine, 1985, París), en sus memorias en la trilogía Auschwitz como miembro de la resistencia francesa: "Cada cual se había llevado sus recuerdos, todo el fajo de sus recuerdos, todo el peso de su pasado. Al llegar tuvimos que deshacernos de ellos. Entrábamos desnudos. Me diréis que un ser humano se puede arrebatar todo, menos la memoria. No sabéis nada de nada. Primero se le extirpa la condición de ser humano y entonces la memoria lo abandona. La memoria se va a tiras, como tiras de papel quemado".
Ángel Solo, poeta, dramaturgo y actor, deja caer en los últimos versos de su soneto "Iluso", lo que, quizás sin ser demasiado tarde, ahora toca, llevándonos al momento más inmediato, hasta con la poesía combativa y nada entregada a la alienación:
...
Débil para mirar hacia otro lado
no aprueba la injusticia ni el abuso,
no acepta a dictadores del pasado,
ni quiere privilegios, es iluso
y busca compartir lo más sagrado,
que es vida, amor y sueños, ya en desuso.
Cien sonetos y un día, Ángel Solo, Pigmalión Poesía 186, 2024.
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